LOS SALARIOS DEBEN RECUPERAR PODER ADQUISITIVO


Los salarios deben recuperar poder adquisitivo para aumentar el consumo de las familias

Aumenta una décima y se sitúa en el 1,0%

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado hoy los datos del IPC correspondiente al mes de septiembre que, tal como ya se avanzó, sitúan la tasa interanual de precios de consumo en el 0,1%, dos décimas por debajo de la que se registró en el mes de agosto, con una tasa mensual del 0,0% respecto al mes anterior, y de nuevo debido fundamentalmente a una bajada de los precios de la electricidad, frente a la subida experimentada en el mes de agosto del año pasado. De este modo, la inflación subyacente, sin alimentos no elaborados, ni productos energéticos, aumenta una décima y se sitúa en el 1,0%.

Esta evolución de los precios es coherente con la senda de reducción del gasto en consumo final de los hogares, que en el segundo trimestre de 2019 se ha incrementado en un 0,6%. En paralelo, la tasa de ahorro se ha incrementado alcanzando un 8,7% de la renta disponible, dos puntos por encima del trimestre anterior.

Por su parte, la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del segundo trimestre refleja un incremento del coste salarial del 2,1%. Y también la negociación colectiva refleja un incremento medio de salarios en convenio del 2,29% en septiembre. De este modo, los datos reflejan una ganancia de poder adquisitivo, consecuencia del aumento salarial y de la contención de los precios.

Pero hay que tener en cuenta que mientras en la negociación colectiva los incrementos salariales de los años de recesión no han reflejado nunca una media de reducción de salarios, los costes laborales sí han recogido reducciones y los salarios han acumulado una gran pérdida de poder adquisitivo.

La evolución de los costes salariales refleja el efecto de la subida del SMI a 900 euros, que eleva el salario medio al incrementar los salarios más bajos. Los salarios medios en negociación colectiva también se ven incrementados en mayor media que en años anteriores, en parte fruto de la firma del IV AENC, que contemplaba un compromiso de incrementos salariales del 2% más un punto adicional en función de las condiciones de las empresas y sectores, así como un aumento de los salarios inferiores de convenio hasta los 14.000 euros al año, con el horizonte del 2020; pero lo cierto es que su implementación en los acuerdos se está situando en la banda baja del intervalo pactado.

El consumo, fundamental para el crecimiento sostenido

El repunte salarial es necesario para nuestra economía, pero también es necesario que la recuperación de los salarios permita el ahorro, sin que este se realice por miedo a otra crisis y en detrimento del consumo de los hogares, como parece indicar el comportamiento reciente. El consumo es fundamental para que la desaceleración, que ya se está notando en nuestra economía, pueda permitir unos niveles de crecimiento sostenidos, reduciendo su intensidad.

Seguimos en mejor situación que los países centrales de Europa, nuestra demanda externa ha contribuido en un punto al crecimiento del PIB, con un incremento de las exportaciones del 2,2% en el segundo trimestre. Pero hay que favorecer que la demanda interna también mantenga un ritmo suficiente de crecimiento y, para ello, los salarios deben recuperar el poder adquisitivo perdido a un ritmo más adecuado.

Y, para conseguir eso, y reducir los elevados niveles de desigualdad que parecen haberse asentado en nuestro país, es necesario reducir la precariedad laboral, que es la causa principal del miedo, los bajos salarios y la desigualdad. Así como deben recuperarse las pensiones y otras prestaciones de protección social que se han visto recortadas durante la pasada crisis.

Y junto a la necesidad de incrementar el consumo de los hogares, es preciso actuar también por el lado de la oferta: los malos datos de evolución de la industria manufacturera también suponen una debilidad económica que debemos combatir para frenar la desaceleración.

UGT ha insistido en la necesidad de un cambio de modelo productivo y hemos defendido la negociación de un Pacto de Estado por la Industria, que comprometa a todos los actores; una economía con un sector industrial fuerte, basado en actividades de alto valor añadido, y con un esfuerzo suficiente en políticas públicas y privadas de I+D+i, es la mejor garantía para una economía sostenible en su triple vertiente social, medioambiental y económicamente.


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