ESPAÑA DEBE ADOPTAR MEDIDAS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
España debe suscribir el compromiso con la ONU para adoptar ya medidas contra el cambio climático
Pepe Álvarez insta por carta al Presidente del Gobierno a impulsar, desde el diálogo social, un plan nacional encaminado a una transición justa
El Secretario General de UGT, Pepe Álvarez, ha remitido hoy una carta al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que le insta a que España suscrita el compromiso con Naciones Unidas, que demanda que los países establezcan planes nacionales para combatir el cambio climático, conforme al Acuerdo de París, y el apoyo a una transición ecológica justa.
Con este objetivo el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha convocado para el 23 de septiembre de 2019 una Cumbre de Acción Climática.
UGT demanda establecer un Plan nacional encaminado a una transición justa, la creación de trabajo decente y empleos verdes, desde un diálogo social inclusivo y efectivo, en el que no se deje a nadie atrás.
El sindicato consciente de la situación de emergencia climática, está organizando junto con más de 100 entidades y en línea con el movimiento internacional de Global Climate Strike, una serie de actos para la semana del 20 al 27.
Hace un llamamiento a participar el 27 de septiembre, en la Huelga Mundial por el Clima y en la movilización que se desarrollará en Madrid, que debe ser multitudinaria.
A continuación, trasladamos el contenido íntegro de la carta que dirige Pepe Álvarez a Pedro Sánchez.
Estimado señor Presidente:
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha convocado para el 23 de septiembre de 2019 una Cumbre de Acción Climática, con el objetivo de incrementar el nivel de ambición global con vistas a alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París, y galvanizar la acción para limitar el cambio climático a 2ºC o incluso 1,5ºC como exige actualmente la ciencia.
UGT, que representa a millones de trabajadoras y de trabajadores, le insta a refrendar el compromiso de la ONU en apoyo a una transición ecológica justa, formulando planes nacionales encaminados a una transición justa, la creación de trabajo decente y empleos verdes, y tomando las siguientes medidas:
- Crear mecanismos para un diálogo social inclusivo y efectivo;
- Evaluar el impacto social, económico y en el empleo de la transición ecológica, así como el potencial de empleos verdes;
- Tomar medidas para una transición justa;
- Diseñar políticas innovadoras de protección social;
- Incrementar la transferencia de tecnología y conocimientos a los países en desarrollo, como parte de una inversión responsable.
Nuestra organización espera poder colaborar con el Gobierno en la implementación de estos compromisos. Le instamos, por tanto, a manifestar su acuerdo a subscribir este compromiso a la Oficina Ejecutiva del Secretario General de las Naciones Unidas, a través de las siguientes direcciones: spdcast@un.org o andrea.guerrerogarcia@un.org
El Secretario General de la ONU ha hecho un llamamiento a todos los líderes para que acudan a Nueva York en septiembre con planes concretos y realistas para mejorar sus contribuciones determinadas a nivel nacional para 2020, siguiendo su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en los próximos diez años, llegando a cero emisiones para 2050.
Estamos convencidos de que el camino hacia un planeta más sostenible sólo puede ir de la mano de la justicia social y la igualdad. Para UGT, la transición justa y el diálogo social representan el compromiso de abordar estos cambios necesarios sin dejar a nadie atrás.
Emergencia ante la crisis climática, el mayor reto de la humanidad
Artículo de opinión de Ana G. de la Torre, Secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, en contrainformacion.es
Empezamos el mes de septiembre y desde la Unión General de Trabajadores vemos la necesidad de seguir poniendo la voz de alarma en relación al cambio climático y a las nefastas consecuencias de sus impactos sobre el medio ambiente, pero también sobre los trabajadores y las trabajadoras y la sociedad en general.
Impactos que son de especial relevancia en nuestro país. La región mediterránea es, según todos los estudios, una de las más vulnerables a los efectos del calentamiento global. Algo que se puede contrastar analizando, por ejemplo, la evolución de la temperatura. En España ha subido ya 1,5ºC desde la época preindustrial, cuando el aumento de la temperatura global del planeta se encuentra en torno a 1,0ºC.
Como consecuencia de ello, durante este verano hemos sufrido situaciones que nos han hecho sentir en primera persona la realidad del nuevo panorama al que nos enfrentamos. Y, sobre todo, han puesto de manifiesto que nos estamos quedando sin tiempo, que tenemos que actuar ya.
Tanto los meses de junio y julio de este año han sido los más cálidos desde que hay registros fiables, que arrancan en 1880. Durante estos dos meses hemos visto como tanto en nuestro país, como en el resto del mundo, se han producido olas de calor en las que se han superado records de temperaturas. Este hecho, además de todas las consecuencias medioambientales, ha llegado a asolar continentes enteros, afectando de tal manera que en más de un país se han visto obligados, por ejemplo, a interrumpir los servicios de transporte.
Y no hay que pasar por alto el impacto que genera en la salud de las personas y, particularmente, de los trabajadores y trabajadoras que realizan su actividad al aire libre. Debemos tener muy presente que varios de ellos han perdido la vida este verano. Desde UGT hemos lanzado una campaña en relación a las olas de calor “Así no se puede trabajar. Exige medidas de prevención contra el calor en tu centro de trabajo” y los riesgos que generan en el ámbito laboral. Es necesario implementar medidas preventivas para evitar las dañinas consecuencias de los golpes de calor entre los trabajadores y trabajadoras. Por tanto, es esencial que sean informados de los riesgos del desempeño de sus labores bajo altas temperaturas, así como que conozcan los síntomas del golpe de calor. Además, es necesaria una correcta organización del trabajo, con pausas que permitan recuperarse e hidratarse.
Otra dramática consecuencia que hemos vivido de manera especialmente intensa este verano son los incendios forestales. El riesgo de que ardan nuestros bosques aumenta cada año debido, fundamentalmente, al impacto del cambio climático y a la alta vulnerabilidad de los países de la cuenca mediterránea.
Los veranos son cada vez más largos y más cálidos. Además, cada vez llueve menos y por ello el sur de Europa arde con mayor virulencia. Actualmente nos enfrentamos a incendios que generan situaciones muy por encima de nuestra capacidad de extinción y contención. Hemos tenido un claro ejemplo de ello en el reciente incendio de Gran Canaria. El número de Grandes Incendios Forestales ha sido de 11, frente a los 7 que hubo de media en el decenio.
Además de un peligro real para nuestros bosques generan situaciones de emergencia y poniendo en peligro a la población civil, así como un elevadísimo riesgo para el personal que presta los servicios de prevención, detección y extinción de incendios forestales. De hecho, a finales de junio, un retén compuesto por cinco trabajadores casi pierde la vida en las labores de extinción de un incendio en la Comunidad de Madrid.
Un contexto en el que se hace imprescindible contar con una “cartera de mínimos” para asegurar que las CCAA dispongan de los medios y recursos necesarios para garantizar la lucha contra esta lacra, invirtiendo más en prevención y en la limpieza de los bosques en invierno que en la extinción de los incendios forestales.
Los grandes incendios forestales no son un fenómeno aislado o puntual. Vienen intensificados por los efectos del cambio climático. El aumento de la temperatura tiene unas implicaciones tremendas, que originan situaciones como las de la Amazonía, donde se han originado más de 40.000 incendios en lo que va de año. Estos incendios son altamente preocupantes. La selva amazónica y los bosques son prioritarios para fomentar la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la mitigación del cambio climático, por lo que es esencial poner todos los mecanismos y medidas necesarias para protegerlos.
No podemos mirar para otro lado, las olas de calor y los incendios forestales son otro reflejo más de la crisis y emergencia climática. Hay que actuar ya, siendo ambiciosos a la hora de implantar medidas y objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático. Pero no puede hacerse de cualquier manera. Tienen que llevarse a cabo a través de una transición justa que garantice la justicia social, la igualdad y que no deja a nadie atrás en este proceso. Y este es un objetivo prioritario para UGT y para los sindicatos internacionales.
En este sentido, los sindicatos vamos a estar muy presentes en la próxima Cumbre de Acción Climática, del 23 de septiembre, que ha convocado el Secretario General de la ONU, António Guterres, en Nueva York, lanzando un llamamiento a todos los países a incrementar su ambición respecto al clima. Necesitamos situar la transición justa como un elemento central de esta Cumbre para una acción climática más ambiciosa.
De hecho, el propio Secretario General de la ONU ha invitado a los Gobiernos a refrendar una declaración sobre Transición Justa, comprometiéndose a “una transición ecológica justa, mediante la formulación de planes nacionales con vistas a la transición justa, creando trabajo decente y empleos verdes”. Esta declaración se apoya en la “Declaración de Silesia sobre Solidaridad y Transición Justa”, suscrita por 55 Gobiernos durante la COP24 celebrada en Katowice el año pasado.
Somos plenamente conscientes de la situación de emergencia climática a la que nos enfrentamos. Por ello, desde UGT estamos organizando, junto con más de 100 entidades y en línea con el movimiento internacional de Global Climate Strike, una serie de actos para la semana del 20 al 27 de septiembre, que terminarán con una manifestación multitudinaria en Madrid.
La crisis climática es el mayor reto de la Humanidad al que nos enfrentamos. Pone en riesgo nuestra propia existencia, impactando especialmente en las poblaciones más empobrecidas y vulnerables del mundo, así como en resto de seres vivos que habitan el planeta. Por ello instamos a toda la sociedad a que se movilice y se sume a la convocatoria global. No hay Planeta B.
Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES y sobre el calentamiento global de 1,5 ºC del IPCC, que alertan de un rumbo que lleva al deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como a la extinción de 1 millón de especies que se encuentran gravemente amenazadas por la actividad humana. También se está al borde de un punto de no retorno frente al cambio climático.
Una crisis climática que es consecuencia de un modelo de producción y consumo que ha demostrado ser inapropiado para satisfacer las necesidades de muchas personas, que pone en riesgo nuestra supervivencia e impacta de manera injusta especialmente a las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo.
No responder con suficiente rapidez y contundencia a la emergencia ecológica y civilizatoria supondría la muerte de millones de personas, además de la extinción irreemplazable de especies imprescindibles para la vida en la Tierra, dadas las complejas interrelaciones ecosistémicas.
La contundencia de los datos que señala como las regiones mediterráneas son de las más vulnerables al cambio climático, de forma que no limitar la temperatura global en 1,5 ºC será una factura demasiado cara para las generaciones presentes y futuras. La responsabilidad de las instituciones europeas y el Gobierno español, así como los gobiernos de las distintas comunidades autónomas y ayuntamientos coordinados con todos los grupos políticos, es estar a la altura de las necesidades que exige el momento.
Las organizaciones firmantes piden que en la nueva etapa política se declare, de manera inmediata, la emergencia climática y se tomen las medidas concretas necesarias para reducir rápidamente a cero neto las emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con lo establecido por la ciencia y bajo criterios de justicia climática.
Evitar que la temperatura global se eleve por encima de 1,5 °C debe ser una prioridad de la humanidad. Es necesario reducir con carácter urgente las emisiones de CO2eq (equivalente de carbono), reajustando la huella ecológica a la biocapacidad del planeta. Lograr estos objetivos requiere necesariamente de:
27 DE SEPTIEMBRE HUELGA MUNDIAL POR EL CLIMA
Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES y sobre el calentamiento global de 1,5 ºC del IPCC, que alertan de un rumbo que lleva al deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como a la extinción de 1 millón de especies que se encuentran gravemente amenazadas por la actividad humana. También se está al borde de un punto de no retorno frente al cambio climático.
Una crisis climática que es consecuencia de un modelo de producción y consumo que ha demostrado ser inapropiado para satisfacer las necesidades de muchas personas, que pone en riesgo nuestra supervivencia e impacta de manera injusta especialmente a las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo.
No responder con suficiente rapidez y contundencia a la emergencia ecológica y civilizatoria supondría la muerte de millones de personas, además de la extinción irreemplazable de especies imprescindibles para la vida en la Tierra, dadas las complejas interrelaciones ecosistémicas.
La contundencia de los datos que señala como las regiones mediterráneas son de las más vulnerables al cambio climático, de forma que no limitar la temperatura global en 1,5 ºC será una factura demasiado cara para las generaciones presentes y futuras. La responsabilidad de las instituciones europeas y el Gobierno español, así como los gobiernos de las distintas comunidades autónomas y ayuntamientos coordinados con todos los grupos políticos, es estar a la altura de las necesidades que exige el momento.
Las organizaciones firmantes piden que en la nueva etapa política se declare, de manera inmediata, la emergencia climática y se tomen las medidas concretas necesarias para reducir rápidamente a cero neto las emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con lo establecido por la ciencia y bajo criterios de justicia climática.
Evitar que la temperatura global se eleve por encima de 1,5 °C debe ser una prioridad de la humanidad. Es necesario reducir con carácter urgente las emisiones de CO2eq (equivalente de carbono), reajustando la huella ecológica a la biocapacidad del planeta. Lograr estos objetivos requiere necesariamente de:
- Verdad. Asumir la urgencia de la situación actual admitiendo el diagnóstico, indicaciones y sendas de reducción reflejadas en el último informe sobre 1,5 ºC avalado por la comunidad científica. Reconocer la brecha de carbono existente entre los compromisos españoles y las indicaciones científicas. Los medios de comunicación tienen un papel fundamental para transmitir esa realidad.
- Compromiso. Declarar la emergencia climática a través de asumir compromisos políticos reales y vinculantes, mucho más ambiciosos que los actuales, con la consiguiente asignación de recursos para hacer frente a esta crisis. Garantizar reducciones de gases de efecto invernadero en línea con el Informe del IPCC para no superar un aumento de temperatura global de 1,5ºC, que establece una senda de reducción de emisiones global entre el 40 al 60% para 2030 respecto a 2010. Además, es imprescindible detener la pérdida de la biodiversidad para evitar un colapso de todos los sistemas naturales, incluido el humano.
- Acción. Abandonar los combustibles fósiles, apostar por una energía 100 % renovable y reducir de manera urgente y prioritaria a cero las emisiones netas de carbono lo antes posible. Demandamos que los gobiernos analicen cómo lograr este objetivo y propongan los planes de actuación necesarios: frenen nuevas infraestructuras fósiles (centrales, exploraciones, grandes puertos, etc).; reducción de los niveles de consumo de materiales, energía y de las necesidades de movilidad; cambio de modelo energético sin falsas soluciones como la energía nuclear; reorganización del sistema de producción; educación, además de otras medidas contundentes. Todo esto debe quedar reflejado en la Ley de Cambio Climático y Transición energética y en el Plan Nacional Integrado de Clima y Energía.
- Solidaridad. El deterioro ambiental de las condiciones de vida se sufre de forma desigual en función de la clase social, el sexo, la procedencia, o las capacidades. Defendemos que la transición ha de enfrentar estas jerarquías y defender y reconocer de forma especial a la población más vulnerable.
- La degradación planetaria y la creciente desigualdad tienen un origen común y se alimentan entre ellas. Así, por ejemplo, muchas grandes empresas y bancos obtienen enormes beneficios a través de la especulación inmobiliaria, el desahucio, la gentrificación o la turistificación que expulsa a las familias de sus casas, a los vecinos de sus barrios.
- Aunque cada vez hay más inversiones en tecnologías para la transición energética, sigue habiendo muchos fondos que sostienen y financian a las grandes empresas del oligopolio energético en su explotación del planeta, y cuyo resultado es el incremento de la pobreza, incluida la energética.
- Los colectivos más desfavorecidos no pueden empeorar su situación, por lo que la transición se tiene que realizar con justicia social.
- En el caso de los territorios y trabajadores y trabajadoras afectados es preciso adoptar medidas para asegurar empleos alternativos en sectores sostenibles, afrontar la crisis energética, reducción de la jornada laboral, un mejor reparto del empleo y el desarrollo de otros mecanismos en torno a la Transición Justa que deben lograr que no se deje a nadie atrás.
- Democracia. La justicia y la democracia deben ser pilares fundamentales de todas las medidas que se apliquen, por lo que han de crearse los mecanismos adecuados de participación y control por parte de la ciudadanía para abordar las cuestiones sociales difíciles y para formar parte activa de la solución mediante la democratización de los sistemas energéticos, alimentarios, de transporte, etc.
- En estos procesos se debe garantizar la igualdad de género en la toma de decisiones. Realizar un giro de 180 grados en las políticas comerciales internacionales, acabando con la firma de tratados de comercio e inversión que ahondan la problemática del aumento de gases de efecto invernadero vía incremento del transporte marítimo interoceánico, así como de la aviación civil, que dificultan la lucha contra el cambio climático a través de las cláusulas de protección de inversiones (ISDS). Las medidas de mercado no pueden sustituir la adecuada planificación de la transición ecológica.
- Los países empobrecidos son los menos responsables de la degradación planetaria. Sin embargo, son a su vez los países más vulnerables a las consecuencias de esta ruptura de los límites. Los países más enriquecidos son quienes acumulan una mayor deuda ambiental, por ello y atendiendo a los criterios de justicia climática, deberán ser países como los europeos los que deban adquirir unos compromisos mayores.
- Se hace necesario revertir el hecho de que el 20 % de la población mundial absorbe el 80 % de los recursos naturales. En defensa del futuro, de un planeta vivo y de un mundo justo, las personas y colectivos firmantes nos sumamos a la convocatoria internacional de Huelga mundial por el clima, una movilización que será, huelga estudiantil, huelga de consumo, movilizaciones en los centros de trabajo y en las calles, cierres en apoyo de la lucha climática,… e invitamos a la ciudadanía y al resto de actores sociales, ambientales y sindicales a secundar esta convocatoria y a sumarse a las distintas movilizaciones que sucederán el 27 de septiembre.
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