MARGEN PARA AUMENTAR SALARIOS Y REACTIVAR ECONOMÍA


Hay margen para aumentar más los salarios y reactivar la economía


La ligera mejoría de los salarios es claramente insuficiente

UGT considera que la firma del IV AENC y los aumentos del SMI de 2018 y 2019 han contribuido a la paulatina mejora de las rentas salariales y exige a las empresas que apliquen la legalidad vigente.

Las empresas han ampliado mucho sus márgenes de beneficio desde 2008 por lo que existe margen suficiente para aumentar salarios sin afectar negativamente a su competitividad.

El sindicato destaca que el incremento salarial que debe venir acompañado de una mejora nítida de la calidad del empleo creado, para lo que es necesario que se revierta la reforma laboral de 2012.

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado hoy el Índice del Coste Laboral Armonizado (ICLA) del primer trimestre del año, una estadística que permite comparar la evolución de los costes laborales y salariales en los países de la Unión Europea.

Según esta estadística, los costes laborales por hora efectivamente trabajada en el primer trimestre del año, una vez corregidos de las variaciones estacionales y de calendario (que distorsionan las comparaciones), aumentaron un 2,4% respecto del mismo trimestre del año anterior, y los costes estrictamente salariales lo hicieron un 2,2%. Estos datos son superiores 1,3 y un punto porcentual, respectivamente, a los constatados en el trimestre anterior, y los más elevados en un primer trimestre desde 2009. En conjunto, y a la vista de la evolución en los tres últimos trimestres, parece apuntarse una consolidación de los incrementos salariales en niveles más acordes con la situación de crecimiento económico que atraviesa España desde 2014.

UGT considera que es necesario esperar a ver el comportamiento de otros indicadores salariales, pero la reactivación de los salarios sería una muy buena noticia para nuestro país, por los importantes efectos positivos que implica: consolidación del crecimiento económico sin elevar el endeudamiento de las familias, mejora de la calidad del empleo y de la productividad laboral, incentivo para la mejora de la competitividad empresarial a través de factores más estructurales que los costes laborales (calidad de producto y del servicio), reducción de las desigualdades y de los niveles de pobreza, y aumento de la recaudación pública vía cotizaciones e impuestos.

El sindicato destaca que, en la paulatina mejora de las rentas salariales -que en el ICLA se evidencia sobre todo desde mediados de 2018- han tenido sin duda que ver dos actuaciones adoptadas desde entonces. Primero, la firma en el mes de julio del pasado año del IV Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva 2018-2020 por parte de las organizaciones sindicales y empresariales, que recogía aumentos de los salarios por encima del 2% y la obligación de que las empresas fijaran salarios mínimos de convenio no inferiores a 1.000 euros en 2020. Y segundo, los aumentos del salario mínimo interprofesional introducidos en 2018 (4%) y, sobre todo, 2019 (22,3%).

Cumplir lo pactado y revertir la reforma laboral

De este modo se está comenzando a revertir la anómala situación que venía sufriendo la clase trabajadora de nuestro país, que hacía que el aumento del PIB estaba traduciéndose únicamente en una mejora de los beneficios de las empresas. Ahora, se atisba por fin algún cambio al respecto. Pero queda mucho recorrido aún para hacer que la recuperación económica tenga resultados más justos y eficientes.

Por eso, desde UGT exigimos que las empresas apliquen sin trabas la legalidad vigente, y trasladen a sus estructuras retributivas de manera plena la cuantía del actual salario mínimo interprofesional, fijado en 900 euros al mes con catorce pagas, y también que procedan a cumplir lo pactado, planteando sin dilación el incremento de los salarios mínimos de convenio hasta al menos 1.000 euros en 2020.


Las empresas han ampliado mucho sus márgenes de beneficio no solo durante esta etapa expansiva, sino incluso durante la etapa de crisis 2008-2013, por lo que existe margen suficiente para que los salarios crezcan más y ganen poder de compra, sin afectar negativamente a su competitividad. Un incremento salarial que debe venir acompañado de una mejora nítida de la calidad del empleo creado, para lo que es necesario que se revierta la reforma laboral de 2012.





El IPC ofrece un escenario propicio para que los hogares recuperen poder adquisitivo


Primera valoración de UGT sobre IPC mayo-2019

El INE ha publicado los datos del IPC de mayo, según los cuales la tasa anual ha descendido 7 décimas, desde el 1,5% alcanzado en abril, para situarse en el 0,8%.

Este descenso tan acusado de la inflación está muy asociado a la bajada de los precios de la electricidad, que como otros precios energéticos tienen la característica de ser muy volátiles. No obstante, si se tienen en cuenta los datos de la inflación subyacente, que excluye, junto con los citados precios energéticos los de la alimentación productos no elaborada, ésta se sitúa también en el 0,7% en mayo.

La inflación en 2019, por tanto, se sitúa en cifras muy bajas. Teniendo en cuenta los datos publicados ayer referentes a los costes salariales del primer trimestre de 2019, que apuntan una subida del 2,2% en el primer trimestre de 2019, puede hablarse de que se dibuja un escenario propicio para que los hogares puedan recuperar el poder adquisitivo perdido desde la crisis.

Aunque el dato de mayo es especialmente bajo por el precio de la electricidad, esta ha incrementado su precio un 50% desde el año 2007. 

El triple que la inflación total A pesar de que el dato del IPC apunta una evolución contenida de los precios, otros bienes muy importantes para los hogares que el IPC no refleja, como la compra de vivienda, o algunos aspectos de los alquileres estarían experimentado una evolución más acelerada. 

Si los márgenes empresariales siguen manteniendo un comportamiento contenido, este año los hogares podrían recuperar parte del poder adquisitivo perdido durante la crisis. 

Madrid, 12 de junio de 2019.‐ Los precios subieron un 0,2% en el mes de mayo en relación con el mes anterior, según el Índice de Precios al Consumo (IPC) publicado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que la tasa interanual se situó en el 0,8% con un descenso de 7 décimas respecto a la observada en mes de marzo. 

El origen de este comportamiento está muy relacionado con el descenso de los precios de la electricidad, que descienden un 2,5% respecto al mes de abril y un 4,9% respecto a mayo de 2018. Desde 2014, año en que entro en vigor el presente sistema de tarificación, los precios de la electricidad fluctúan mucho más que anteriormente y pueden varia hasta un 10% de un mes a otro. 

Con todo, conviene recordar que la electricidad es uno de los servicios de consumo que más ha incrementado su precio durante el decenio de la crisis. Desde 2007 el precio de la electricidad se ha incrementado un 48,9% casi el triple del 16,7% de lo que lo hacia el IPC general, mientras que, por ejemplo los precios del crudo en el mismo periodo se reducían un 10%. 

Analizando los componentes del IPC menos volátiles que constituyen la inflación subyacente y equivalen al 80% de los bienes y servicios con los que el IPC se calcula, esta se sitúa en mayo en el 0,7%. Se trata de una cifra comparativamente muy baja si se la compara, por ejemplo con el 2,8% que promediaba en el decenio pre crisis, o con el objetivo de inflación del BCE “por debajo pero próximo al 2%. 

Cabe, no obstante, hacer una salvedad respecto a los costes que soportan los hogares y su relación con el IPC. Aunque la superposición de ambos conceptos es alta, sí que hay algunos precios que no se reflejan adecuadamente en este último. 

El más relevante es el coste de la adquisición de vivienda: según el INE este habría ascendido entre el 6 y el 10% anual en el primer trimestre de 2019, muy por encima, por tanto, del 1,1% de inflación para el mismo periodo. 

Otro concepto muy relevante para los hogares es el de los alquileres, estos sí que se incluyen en el IPC aunque con alguna dificultad metodológica para capturar las nuevas viviendas que se incorporan o los contratos con nuevos inquilinos, que son donde más se acumulan los ascensos de precios. 

En este sentido mientras el IPC indica que desde 2007 los alquileres de primera vivienda habrían subido un 11% otras fuentes no oficiales, como el índice elaborado por una conocida sociedad dedicada al alquiler por internet, apuntarían a que este aumento sería de aproximadamente 10 puntos más. 

Como conclusión general, las bajas cifras de inflación indican que, por el momento los márgenes empresariales están absorbiendo sin excesiva dificultad los aumentos salariales. Según los datos de los convenios colectivos o del Índice de Costes Laborales publicado esta semana por el INE, los salarios están ascendiendo en 2019 a un ritmo entre el 2,2% y el 2,3%. 

La capacidad de absorción de los márgenes se relaciona, bastante probablemente, con las pérdidas de poder adquisitivo que los salarios han experimentado durante la crisis y que permitieron que estos se expandieran especialmente durante su primera parte.  

Esta dinámica de contención de precios y aumentos salariales permite que se reequilibre el reparto del crecimiento, muy sesgado hacia los beneficios desde el inicio recuperación. También proporcionaría margen de maniobra para que los hogares recuperen capacidad de ahorro, que se encuentra en mínimos desde 2008. 




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