NECESIDAD DE PLAN ESTRATÉGICO INDUSTRIA


Es necesario un Plan Estratégico para la Industria y revertir la reforma laboral de 2012

Avance de la Contabilidad Nacional del 4º Trimestre de 2018

La economía crece de manera sostenida, pero con sombras. Se desploma la actividad de las ramas industriales y el empleo que se crea es precario. Hacen falta mejores empleos, salarios y pensiones.

Es imprescindible cumplir el IV AENC, que contiene la subida del salario mínimo por convenio a 1.000 euros para 2020, y aprobar ya los PGE para 2019 para aumentar el bienestar social.

Resulta fundamental invertir en los sectores más productivos y revertir la reforma laboral de 2012 para que el crecimiento se traduzca en empleo de calidad y con derechos.


Los datos del avance de la Contabilidad Nacional del cuarto trimestre del año reflejan el mantenimiento del ritmo de crecimiento de la economía española. Según esta primera estimación, el PIB habría crecido en el cuarto trimestre de 2018 un 0,7% trimestral y un 2,4% en términos anuales, igual que en el trimestre anterior. Estos datos muestran una senda de crecimiento sostenido. El empleo (medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo) crece a un ritmo del 2,6%, una décima más que en el trimestre anterior (lo que supone 463.000 ocupados más).

La Unión General de Trabajadores valora estos datos, en la medida que reflejan una notable solidez de la actividad económica y de la creación de empleo en nuestro país, que está soportando bien el impacto negativo de la contracción del comercio mundial derivada del enfrentamiento económico entre EEUU y China, de la incertidumbre que está generando el proceso del Brexit, y del agotamiento de los vientos de cola favorables que impulsaron el crecimiento en los años anteriores (especialmente, la inyección monetaria del Banco Central Europeo). No obstante, para el sindicato algunos de los datos conocidos son muy preocupantes. En particular, destacan negativamente dos de ellos.

De un lado, el desplome de la actividad de las ramas industriales, que han pasado de crecer a un ritmo del 4,9% hace un año a caer un 1,1% ahora. Es algo, sin duda, muy negativo, porque en la industria se encuentra la base productiva más estable de un país, la que sirve de motor del avance tecnológico y la que genera empleo de mayor calidad.

De otro lado, la intensa creación de empleo (algo en sí mismo positivo) es consecuencia en buena parte de un fenómeno perverso: la baja calidad del empleo creado. Por eso la productividad por trabajador y por hora trabajada no solo son reducidas, sino que incluso son negativas (-0,2% y -0,6%, respectivamente), lo que constituye una anomalía para cualquier economía.

UGT considera que el crecimiento económico no está generando el tipo de empleo que nuestro país necesita, ni se están repartiendo los frutos del mismo de manera equitativa. El empleo que se está creando es esencialmente precario (temporal, a tiempo parcial, con merma de derechos laborales y mal remunerado), y ello no está permitiendo ni consolidar un crecimiento más sostenible social y medioambientalmente, ni obtener los recursos adecuados, vía cotizaciones e impuestos, para sostener un estado de bienestar avanzado. En esencia, el crecimiento está alimentando los beneficios empresariales, pero no el bienestar general de las familias trabajadoras.

Para UGT, esta situación tiene que cambiar. Ha habido ya decisiones y actuaciones que caminan en el sentido adecuado, como el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) entre los interlocutores sociales para aumentar el salario mínimo de convenio a 1.000 euros en 2020, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros en 2019, el acuerdo para mejorar el empleo y las retribuciones de los empleados públicos de 2018 a 2020, la revalorización de las pensiones con el IPC o la mejora parcial de algunas prestaciones por desempleo. También el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2019 contiene aumentos de dotaciones en partidas muy necesarias para mejorar nuestro modelo de crecimiento y nuestro nivel de bienestar social, por lo que debería ser aprobado en el Parlamento, con la inclusión de algunas otras medidas pertinentes. Pero todo esto no basta.

En primer lugar, es necesario implementar un Plan Estratégico para la Industria en nuestro país, que contribuya a elevar su aportación al 20% del PIB (ahora es del 16%), y poner una mayor atención inversora en los factores que poseen mayor incidencia sobre las bases de un crecimiento de futuro, como el I+D+i, las infraestructuras de comunicaciones, la sociedad del conocimiento y la formación de los trabajadores y las trabajadoras, apostando por una nueva estrategia industrial de largo plazo que nos sitúe a la cabeza del progreso entre los países de nuestro entorno, sin merma de los derechos laborales y sociales.

En segundo lugar, resulta fundamental que los contenidos de los acuerdos mencionados anteriormente se apliquen plenamente, y en especial, que las empresas trasladen a la negociación colectiva lo que han pactado en el IV AENC, para elevar los salarios de manera acorde con el momento del ciclo económico que atravesamos.

Por último, es imprescindible revertir la reforma laboral de 2012, sin lo cual no será posible traducir el crecimiento de la actividad en empleo de calidad, más productivo y estable.

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